Son tantas horas en espera por ti
que ya parezco envejecer por dos mil años
creo que el vigor juvenil ya perdí
en eso ya no me llamo a engaños
me niego a ver que me haces tanto daño
no llores por mi
tan solo soy menos que un tibio suspiro
yo no soy, jamás lo fui
pero te cuide con esmero todo el año
y sin embargo, te amo, te extraño
dicen con razón que mi alma vendí
porque no encuentro sosiego ni amaño
en tu embrujo perverso me rendí
Ya te marchas sin pena
tu sombra dobla ya en la esquina
triste requiem suena
soy patética ruina
un triste fantasma que camina
1 comentario:
Hola Alberto, muy bonito poema pleno de tristeza sin duda, pero viendo la cruda verdad , sabiéndola. He sido un enorme gusto leerte estimado amigo!
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